🦵 Comprender la mielopatía cervical degenerativa: una revisión sistemática con metaanálisis de los mejores tests.
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Por mielopatía se entiende cualquier afección patológica que afecte a la médula espinal.
Esta patología puede ser inducida por diversos factores etiológicos, como traumatismos, afecciones degenerativas, infecciones, neoplasias o anomalías vasculares.
Las manifestaciones clínicas de la mielopatía son heterogéneas y dependen en gran medida de la localización y extensión de las lesiones medulares.
Estas manifestaciones pueden incluir déficits motores, alteraciones de la sensibilidad, alteraciones de los reflejos miotendinosos, trastornos de la coordinación y disfunción de los esfínteres.
En el contexto específico de la mielopatía cervical degenerativa (MCD), se trata de una patología resultante de la degeneración de las estructuras de la columna cervical.
Esta degeneración puede ser el resultado de procesos relacionados con la edad, como espondilosis, hernias discales u otras formas de cambios estructurales vertebrales.
La MCD se caracteriza por la compresión progresiva de la médula espinal cervical, que puede provocar diversos síntomas neurológicos.
En esta revisión sistemática con metanálisis de Jiang y cols. (2023), los autores realizaron un análisis en profundidad de los tests clínicos para la MCD.
El objetivo era evaluar la precisión diagnóstica de los signos clínicos y su relación con la gravedad de la MCD.
Los autores se centraron en pacientes adultos con mielopatía cervical, excluyendo aquellos con lesiones de la médula espinal, tumores o fuentes distintas de la MCD.
Se analizó el valor diagnóstico de diversos signos clínicos, como la hiperreflexia, el signo de Hoffmann, el signo de Babinski y el clonus.
El estudio reveló que el signo de Tromner y la hiperreflexia eran las pruebas más sensibles para diagnosticar la MCD.
El signo de Babinski, Tromner, el clonus y el signo del supinador invertido mostraron una elevada especificidad.
Un resultado sorprendente fue la ausencia de una correlación clara entre la presencia del signo de Hoffmann, el signo de Babinski o la hiperreflexia y la gravedad de la enfermedad.
La revisión reunió 11 estudios con grupos de control para la precisión diagnóstica y 61 artículos sobre la frecuencia de los signos clínicos en pacientes con MCD, con tamaños de muestra que oscilaban entre 45 y 7629 participantes.
En conclusión, el estudio subraya que la presencia de signos clínicos específicos debería incitar a los profesionales sanitarios a remitir a los pacientes a un médico para que se puedan considerar otras investigaciones, como la RM, para confirmar el diagnóstico de MCD.
Referencia: Jiang et al. (2023)